Pronunciar el nombre de Jeffrey Dahmer es sinónimo de la palabra MONSTRUO en mayúsculas. Y digo en mayúsculas porque es difícil describir a este asesino en serie. No sabríamos decir si estuvo más cerca de la psicopatía o de la sociopatía, aunque yo me inclino más por la psicopatía, pero lo que si estuvo claro es que Dahmer fue un monstruo en toda regla; sin parecer tener un ápice de sentimientos o remordimientos. Fue capaz de manipular a su antojo a sus víctimas, y no solo eso, también fue capaz de eludir varias veces y con éxito a la propia policía.
¿Cómo es posible que por entonces varias patrullas del departamento policial no fuesen capaces de dar con los actos delictivos que estaba llevando a cabo?
Ni siquiera las denuncias de gritos en mitad de la noche de los vecinos, ni tampoco el observar con sus propios ojos a una de sus víctimas sin ser capaz de mantenerse en pie por si mismo, pero de esto hablaremos más adelante. Seguir Leyendo