A veces no sabemos qué puede pasar por la mente de un asesino en serie, ni tampoco que límite separa la sociopatía de la psicopatía, pero esta pregunta será respondida en otro momento. ¿Acaso hay ciertas personas que están bajo la influencia de algún tipo de ser maligno? ¿O por el contrario llevan el propio mal dentro?
Hoy me gustaría hablaros de un… ¿Hombre?, o quizás sería mejor llamarle monstruo, que residió allá por la década de 1950 en el estado de Wisconsin. Por entonces, no se sospechaba nada, pero nadie iba a imaginarse lo que podría deparar en aquella granja tras la muerte de su madre. Edward Theodore Gein, más conocido como Ed Gein o “El carnicero de Plainfield”, llevó a cabo múltiples atrocidades en la granja en la que vivía solo tras el fallecimiento de su madre; todo parecía ser normal, pero tan solo parecía. Nadie iba a imaginarse lo que allí iban a encontrarse cierto día, cuando pudieron descubrir el cuerpo de lo que parecía ser una simple víctima decapitada, pero esto tan solo fue el principio de una larga lista de cadáveres, los cuales encontraron posteriormente en dicha granja. Pero lo peor de todo aquello no fue ver las muertes que allí se dieron lugar, sino el modo en cómo se dieron. A Ed Gein no le bastaba tan solo con arrebatar las vidas de aquellos pobres desgraciados, sino que se limitó a crear objetos con las pieles y restos de sus cuerpos. Una atrocidad como nunca antes se había podido ver. Los cuerpos desmembrados eran el primer indicio de lo que allí se iban a poder encontrar, un caos tan solo a la altura de los asesinos más despiadados, y podéis creerme cuando digo que “El carnicero de Plainfield” fue uno de los mayores y más sanguinarios asesinos en serie que se recuerden.
En el interior de su casa fueron halladas lámparas y sillas hechas de piel humana, y no solo eso, también había máscaras fabricadas con restos de piel humana. Y, ahora bien, paraos solo a pensar por un momento que horror debieron vivir sus víctimas en sus últimas horas donde aún desconocían cuál sería su trágico final. Pero vayamos al origen de todo, su madre, Augusta Lehrk. Quizás muchos crean u opinen que el origen de todo ese mal vino precedido de la relación que tuvo con su madre, religiosa y obsesionada siempre con el pecado. Se dijo que Ed Gein sufrió abusos por parte de su madre. El mantener alejado del resto de muchachos de su edad y de la gente del pueblo a Ed, quizás fue uno de los puntos clave para que este asesino en serie llegase al punto de acabar a sangre fría con cada una de sus víctimas; aunque en este caso creo que la maldad pura existe dentro del alma, tan solo es necesario despertar esa maldad para que la maquina comience a carburar. También fue enseñado y adoctrinado en que la mujer y todo lo que le rodeaba era el mayor pecado posible.
Más adelante, aparte de sufrir dichas enseñanzas por parte de su madre, también ayudó a su padre a recoger los desechos de los animales que este mismo mataba. Quizás todo esto y sumado a su difícil y extraña personalidad le hicieron ser el asesino en que se había convertido.
Pero, ¿realmente Ed Gein tenía esa mentalidad o probablemente fuese naciendo poco a poco tras el trato recibido por su madre? ¿Se trataba de un simple psicópata capaz de dejarse llevar por sus instintos más primitivos o por el contrario era un sociópata frio y calculador? Lo que si estaba claro es que se trataba de un monstruo. Un monstruo que fue inspiración para varias películas, como “La matanza de Texas” o “Psicosis” entre otras. Sus atrocidades fueron tales que parecían sacadas de un relato de terror. Quizás hoy en día, sigamos sin saber qué demonios pasaba por la mente de dicho monstruo.
Y vosotros, amigos lectores, ¿creéis que el mal nace con ellos desde dentro o, por el contrario, esa maldad va creciendo poco a poco dentro de su ser? Sea como fuere, de un modo u otro, aquello creó al asesino del que os he hablado hoy, y el cual conocemos.
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