Me encanta leer relatos antiguos de ciencia ficción y terror, sobre todo los de los años 50-60. La ficción es un reflejo de su tiempo y adentrarse en las líneas de un autor de otro tiempo es también un ejercicio histórico interesante.
Esa década en concreto, época de dominación americana desde se nos vendía, desde el país del tío Sam, un estilo de vida, american way of life, en el que los hombres trabajaban en la gran ciudad, pero residían en urbanizaciones donde les esperaban mujeres sumisas y complacientes, un par de niños y, habitualmente también, un perro. Estás idílicas suburbias americanas que, a diferencia de los suburbios europeos, se reservaban para blancos, anglosajones de clase media, escondían debajo mucha frustración y violencia reprimida y han dado lugar a miles de películas y relatos. Seguir Leyendo