Cae el sol sobre un cementerio de la planicie mexicana que es, en realidad, un escenario construido en España. Tres protagonistas se enfrentan, cada uno en una esquina del tablero, en un duelo final para quedarse con el botín. En el más icónico y divertido Spaguetti Western que existe, solo comparable a las otras dos películas de la trilogía, no hay ninguna duda acerca de quién es quién. Los roles son claros desde las primeras imágenes de la película: El bueno, el feo, el malo. Y todos sonreímos cuando el bueno, nuestro querido Clint Eastwood, se sale una vez más con la suya. Nos hace felices porque nosotros también somos buenos y nos identificamos con él. Fin de la historia. Seguir Leyendo