
Una trayectoria marcada por el cruce entre arte y salud
Desde sus primeros años como estudiante de medicina, Bruno comenzó a explorar los vínculos entre la creación artística y los procesos de transformación subjetiva. Su búsqueda lo llevó a integrar el arte como herramienta en diferentes encuadres terapéuticos, comprendiendo que la salud no solo pasa por lo biológico o lo psicológico, sino también por la potencia creativa y el juego.
Una de las figuras clave en su formación fue el Dr. Hernán Kesselman, referente del psicodrama y la terapia grupal, con quien trabajó durante ocho años en el Centro de Psicoterapias Operativas. La experiencia junto a Kesselman no solo consolidó su camino como psicoterapeuta, sino que dejó una huella profunda en su forma de concebir la salud: como un proceso vital atravesado por el deseo, lo lúdico y la creación colectiva.
El arte como práctica de transformación
El corazón de la obra de Lucas Bruno late en la idea de que la creación artística puede abrir nuevas maneras de habitar el mundo. Esta filosofía atraviesa tanto su escritura como su trabajo escénico, y se cristaliza en Teatro Bestial, la compañía que fundó en 2011, donde el teatro se convierte en una práctica filosófica y comunitaria.
Más que una estética o un género, el Teatro Bestial es una apuesta por la creación colectiva, donde el cuerpo, el deseo y el pensamiento se vuelven motores de transformación. Las obras de la compañía combinan dramaturgia, improvisación y experimentación, creando experiencias que invitan a desarmar los sentidos comunes sobre el poder, los vínculos y la vida cotidiana.
Fantasía y filosofía: un mundo por inventar
La trilogía Las Tierras de las Cuatro Espadas condensa gran parte de las inquietudes que atraviesan la obra de Bruno. En este proyecto de largo aliento, la literatura fantástica se convierte en un laboratorio filosófico para pensar cómo las sociedades organizan el deseo, el poder y la memoria colectiva.

Crear como forma de estar juntos
La obra de Lucas Bruno nos recuerda que la creación no es solo un gesto estético, sino una práctica vital que puede abrir otros modos de estar en el mundo. Ya sea desde la escena, la palabra o la terapia, su trabajo se inscribe en una ética de la imaginación como potencia transformadora.
Más que respuestas, Bruno nos invita a habitar las preguntas, a desplegar el deseo como fuerza colectiva y a inventar —una y otra vez— nuevos posibles para la vida en común.
Crear como forma de estar juntos
La obra de Lucas Bruno nos recuerda que la creación no es solo un gesto estético, sino una práctica vital que puede abrir otros modos de estar en el mundo. Ya sea desde la escena, la palabra o la terapia, su trabajo se inscribe en una ética de la imaginación como potencia transformadora.
Más que respuestas, Bruno nos invita a habitar las preguntas, a desplegar el deseo como fuerza colectiva y a inventar —una y otra vez— nuevos posibles para la vida en común.
ENTREVISTA COMPLETA
¡HABLEMOS DE TUS CREACIONES!
¿Cuál es tu bebé literario (obra favorita)?
En este momento de mi vida, siento que la saga (trilogía) “Las Tierras de las Cuatro Espadas” es la que sintetiza todo mi trabajo. Soy un médico psicoterapeuta que trabaja de eso en su consultorio, al mismo tiempo doy clases en mi escuela de teatro (Teatro Bestial) y dirijo y actúo en mi compañía teatral y desde hace muchísimos años ejerzo como Payaso de hospital. También me dedico al aikido (arte marcial japonés), tomo clases con mi sensei y doy clases en el dojo que montamos hace algunos años con un amigo. Cada uno de esos espacios, con sus lógicas y encuadres, tienen su protagonismo en mi vida al estudiar, ejercer, producir y divulgar la materia. La trilogía “Las Tierras de las Cuatro Espadas” nuclea bellamente todo mi trabajo.

Cuéntanos sobre tu(s) libro(s): ¿De qué van? ¿Por qué los escribiste?
Los primeros tres (“En Clownpañía”, “Lo Paya” y “Lo Teatral”) surgen apasionadamente de todo aquello que estaba investigando hacía mucho tiempo en términos de “arte y salud”. Mi vida como estudiante de medicina se ligó desde el primer año de la carrera con este tema, trabajando en distintos encuadres terapéuticos desde el arte (y al día de hoy continúo). Un par de años luego de recibirme como médico, mi gran maestro de Salud Mental, el Dr. Hernán Kesselman, me recibió en su Centro de Psicoterapias Operativas, allí, en esos 8 años que estuve a su lado, pude profundizar amorosamente todo lo que hasta el momento había aprendido y desarrollado, fue mi gran mentor. Apenas unos meses de habernos conocido, me incitó a que publicara con 29 años mi primer libro, él siempre estuvo muy interesado en mis proyectos, mi trabajo y mi forma de entender la salud. Los primeros tres libros son un grito al aire acerca de muchas de las otras cosas (además de la salud dominante) que también son importantes al momento de los tratamientos y la prevención. Hernán me enseñó que sin amor es muy difícil suponer la cura.
Mi cuarto libro fue el volumen I de la trilogía “Las Tierras de las Cuatro Espadas” (La era de la Comunidad), allí decidí empezar la bella tarea de construir un mundo desde cero para plantear posicionamientos y contradicciones acerca de los modos de producir y vivir en términos de deseo, poder y amor. Cómo, con el paso del tiempo de ese mundo, se van consolidando distintos ángulos acerca de una misma historia, qué papel juegan los narcisismos y las “ideas lúcidas” en términos de la organización del deseo y, fundamentalmente, quiénes escriben la historia, si las mentes sagradas, las luchas intestinas o, lo que cree este autor: los pueblos con el paso del tiempo.
En mi quinto libro (“Esquizoanálisis. Crear un mundo, cada vez.”) vuelvo a mi campo de “arte y salud” compartiendo mis avances en tanto mi trabajo dentro del consultorio como desde la teatralidad, cosas que haga lo que haga siempre están presentes perceptiblemente o no. Luego me dediqué a continuar la trilogía, tenía la esperanza de que el volumen I generara algún impacto pues la propuesta es bien interesante, y si aquello pasara vendría algún grupo editorial grande a querer su continuación y poder así dedicarme de lleno a su historia (ya que entre el consultorio, la actividad teatral, el voluntariado hospitalario y las artes marciales no me suele sobrar mucho tiempo efectivo). No fue así. De todas formas, apenas terminé de corregir mi quinto libro, comencé la continuación de la saga. Actualmente el libro II (“El poder del Iluminado”) está escrito y corregido, y el libro III (“La traición Mebender”) está en etapa de finalización. Como verán, entre obras de teatro y libros, escribo constantemente.

Género y estilo (¡en tus propias palabras! ¿Qué te gusta explorar?)
Hace muchos años que en mis estanterías logró su gran protagonismo la literatura de fantasía. Soy un admirador de la obra de Tolkien, voy y vengo entre su lectura siempre, nadie que me conozca un poquito puede decir lo contrario. Me gusta conectar con otros autores (Rothfuss y Bodoc son una maravilla), voy de a poquito, no soy alguien que lea muchísimos libros sino que leo mucho los que voy descubriendo desde que impactan hermosamente en mí por algo.
Tu frase o pasaje favorito de alguno de tus libros (si es spoiler, avisa)
Nunca pensé esto. Interesante. ¡Es que hay tantos pero tantos personajes en la saga! Sin dudas me quedaría con algo del Hogar Grooweis, ellos tienen una forma tan conectada con la potencia del ser en su día a día, que cualquiera de sus pasajes más comunes pueden lograr la maravilla sin pensarlo. Amo la forma en la cual históricamente su deseo resiste entre tanta pomposidad de los egos de la Corona. Creo que desde las lógicas relacionales grooweis, que han sabido construir con el paso del tiempo, pueden tener su oportunidad para cambiar aquellos lastres del espanto que siembran el egoísmo y las perversiones del poder que se sacuden desde las lógicas de intencionalidad de daño.
En la saga puede verse cómo algunos personajes “no grooweis” del reino están más propensos a esos modos de vivir, y otros jamás perciben aquellas suavidades como posibilidad.
¿Qué es lo más raro que haces mientras escribes? (bailar entre capítulos, snacks extraños, etc.)
Mmm… tomo mucho mate con jengibre. Y, como raro, rarísimo diría, suele estar prendido de fondo el noticiero sin volumen. Debe ser un recordatorio constante de aquello por lo cual escribo lo que escribo.
¿Algún ritual antes de empezar a escribir?
No tengo.
¿De dónde salen las ideas? ¿Sueños, observaciones del día a día, tu gato…?
Es raro, pues no siento que haya creado algo en sí. Soy como un coleccionista de escenas cotidianas (la calle, el hospital, los grupos amigos y familiares, etcétera) y esas me inspiran a llevarlas al teatro y la literatura con el propósito de querer “decir algo” al respecto. Siento que es mi manera de lanzar herramientas para que quien las sienta, las tome y continúe construyendo amorosamente en el mundo desde la esquinita en donde esté viviendo.
¿Cuánto tiempo sueles tardar en terminar un libro? ¿Eres del club “rápido y furioso” o del “escribo como el buen vino, despacio”?
Definitivamente “rápido y furioso” y dentro de eso, soy más Toretto que Brian O´Conner.
¿Qué haces cuando las ideas no fluyen? ¿Cómo vences al bloqueo?
Respeto mucho mis bloqueos, siento que “no es el momento” y cierro la compu. No me hago mucha historia con eso. De hecho mi ritmo es bastante intenso por lo cual “algo tienen para decirme”. Como decía mi maestro “difícil es pensar en la música sin silencios”.
¿A cuál de tus personajes invitarías a tomar un café? ¿Y cuál mejor que no?
Uff… varios: por empezar Niameeh, la valiente Mirrit, Selís, Mitrel y Barri.
Si tu historia fuera un país, ¿cómo sería? (Describe el lugar de tus sueños… ¡o pesadillas!)
Y bien, sin dudas un país en donde el trabajo sea el centro, el amor por su patria y el desarrollo en comunidad.
Creo que el primer libro pinta muy bien el reino planteado. Luego en las siguientes partes de la saga se profundizan determinadas cosas que traen mayores despliegues para esta pregunta.
Es claro que los personajes que mejoran en la vida, les lleve o no a su propia muerte (ese es otro análisis), es decir que se permiten obrar en armonía con su deseo, son aquellos que jamás pierden el registro en dos cosas fundamentales: la importancia del trabajo (repetición, repetición y repetición para que acontezca la diferencia; lo opuesto a la reproducción de algo, que es siempre lo mismo) y por otro lado la conciencia de que el desarrollo existe en tanto sea desde y en un conjunto (al menos dos). Esto tiene mucho que ver con cómo se piense la vida (entiéndase el amor, la salud, el deseo…), si nos paramos desde un encuadre individual y especulativo o desde uno comunitario de producción y trabajo. Este paralelismo es clave en el desarrollo de los personajes y atraviesa los distintos posicionamientos que se tienen dentro y fuera de Ciudad Real desde personajes conservadores, proteccionistas, revolucionarios, progresistas, etcétera. Finalmente, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. En mi caso, mis personajes más amados son aquellos que mantienen una coherencia entre su pensar, obrar y sentir.

¿Tienes algún personaje o lugar favorito? (De esos que te hacen sonreír al escribir)
Respondiendo desde la ayuda del paréntesis: sí. Arquiria y el Hogar Grooweis son los lugares que más me hacen sonreír al escribir (de hecho, lo estoy haciendo ahora). Desde allí el poder tiene más que ver con “lo que pueda un cuerpo” a que con el sometimiento y la imposición. Entonces, las palabras, las ideas y los modos son siempre una obra de arte.
Niameeh, Mitrel, Barri, Magíster Probo Fortladir, Monkk Selís, Illyvaine Herk, ¡hay tantos! y eso que ni nombré a ninguno de los grooweis. La historia de los grooweis, es una maravilla.
¿Cuál fue el momento en que dijiste “Wow, soy escritor”?
Me cuesta pensarme en la vida sin escribir. Jamás me detuve, siento que dentro mío siempre sentí que tenía para compartir con el mundo al menos algo.
Una vez mi maestro Hernán me preguntó si algo de lo que yo compartía en sus clases me dedicaba a escribir (acerca de mi actividad profesional y artística), le dije que sí. Me pidió que se lo pase. A la semana me llamó y me dijo “Luqui, esto hay que publicarlo”. Él me incluyó en una colección de “Arte y Salud” y allí publiqué mis primeros libros.
“Escritor de verdad” me sentí siempre. No importa si es una o mil personas quienes leen, lo importante es cómo aquello que se lee se multiplica en su vida cotidiana desde quien lo recibe.
¿Cómo describirías tu estilo a un lector nuevo?
Las Tierras de las Cuatro Espadas, un libro de fantasía que surge desde un argentino, admirador de la obra de Tolkien con un deseo enorme de compartir lo que aprendió con su maestro: que la vida, en medio de las necesidades y los problemas tiene también la posibilidad de ser creada momento a momento cada vez que uno se lo permita.
¿Algún libro (de otro autor) que te haya inspirado mucho?
“El Hobbit”, por un lado. Y los libros que se fueron componiendo en la vida con mi pareja, mi compañía de teatro, mi familia y la historia en el club de mi juventud.
¿Cómo es tu relación con tus lectores? ¿Alguna anécdota que te haya tocado?
El volumen I lo han leído un puñado de gente. Lo que me gusta es que no ha pasado desapercibido, han tenido el deseo de escribirme y compartir resonancias y consonancias de algunos pasajes. Me gusta mucho que se comprenda la estructura del reino de modo que siempre luego las interpretaciones están al alcance del vuelo de cada lector.
El volumen II lo ha leído sólo esas dos o tres personas en las que confío su opinión (pues es inédito) y me ha enorgullecido lo mucho que están metidos en el desarrollo de todo (y lo que es más, me muero por terminar el III y que lo lean).
¿Alguna vez has recibido una crítica que te hizo reír? Cuéntanos si puedes.
Bueno… la correctora María Bogetti, a quien conocí por libros de Salud Mental, me dijo “Luqui, te sigo corrigiendo los demás volúmenes siempre y cuando no le pase nada a Mitrel” jejeje ¡si hubieran visto con la contundencia que me lo dijo!
A mí lo que más me gusta es que todos los que me cuentan de “los grooweis” lo hacen con una sonrisa en la cara de lo más luminosa y feliz (con eso estoy hecho).
¿Publicación tradicional, autopublicación o ambas? Cuéntanos cómo fue la experiencia.
Tradicional los cuatro libros de “arte y salud”, luego para el volumen I también podría decirse que tradicional pero tuvo poquísima distribución.
Al finalizar el contrato del volumen I de la saga, lo subí a Amazon, no tengo ni idea qué pasó con aquello.
Ahora estoy focalizado en que algún grupo editorial grande le interese la saga completa dado que el volumen II y el III son inéditos.
¿Algo que te hubiera gustado saber antes de publicar? ¡Consejos sabios para otros escritores!
Averiguar muy bien el alcance de la distribución.
¿Qué crees que es lo más difícil de ser escritor? (Aparte del café y las noches sin dormir, claro)
Lo más difícil es correrse a tiempo de la idea de que no es posible.
Si hay algo que pulsa dentro por compartir y gritarlo al mundo, ya habrá forma y tiempo. Eso sí, al llegar aquello nos tiene que encontrar escribiendo, escribiendo y escribiendo.
-¿Dónde estuviste todo este tiempo? (esa zoncera de pregunta de un productor)
-No sé dónde, lo que sé es lo que estuve haciendo: trabajando.

LO QUE VIENE EN TU MUNDO DE AUTOR
¿Estás trabajando en algo ahora mismo? (¡Lo necesitamos saber, fans en espera!)
Estoy de lleno en la finalización de la trilogía.
¿Algún proyecto soñado que aún no has hecho?
La saga tendrá su audiovisual seguramente.
Si pudieras invitar a cenar a cualquier personaje literario, ¿quién sería? ¿Y de qué hablarían?
En aquella mesa soñada, entre quesos, tés, panes y salsas, están Samwise Gamgee, Arya Stark, Kvothe, Katniss Everdeen y Hermione Granger, y les propondría hablar de la vida en comunidad gestada a través del trabajo.

¿Qué te gusta hacer cuando no estás escribiendo? (ya sabes, tus otros hobbies de “humano normal”)
Disfruto mucho de mi consultorio, el teatro, el aikido, la lectura de la actualidad y la historia de mi país y por supuesto, la lectura de fantasía.
¿Café o té para inspirarte?
Té, sin dudar.
- Lucas Bruno – Entrevista – 19 marzo, 2025
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