El Refugio del Olvido / Leer el libro / Explorar el sótano / Destruir el círculo / Seguir la presencia / Rechazan el pacto
Observan la figura incorpórea del espíritu, una presencia antigua que parece haberse desvanecido con los siglos pero que aún mantiene un poder abrumador. La oferta es clara: alguien debe sacrificarse y convertirse en el guardián de la mansión para mantener sellada la maldición. Sin embargo, las palabras del espíritu no inspiran confianza. Hay algo intrínsecamente oscuro y retorcido en su propuesta, algo que parece más una trampa que una solución.
“No podemos hacerlo,” susurra uno de ellos, dando un paso atrás. “No podemos sacrificar a nadie… No de esta manera.” La duda se extiende entre ellos, y finalmente, la decisión se toma: rechazarán el pacto. Nadie será condenado a quedar atrapado en esta mansión maldita para siempre. Se niegan a ser parte de esa perversa maquinaria que alimenta la oscuridad del lugar.
El espíritu, al oír su respuesta, permanece en silencio durante un instante inquietante. Luego, un profundo rugido, como si la misma mansión gimiera en agonía, resuena a través de las paredes y los suelos. La estructura comienza a temblar. Paredes que antes parecían indestructibles empiezan a agrietarse, y el eco de las sombras se hace cada vez más intenso. La mansión está viva, y no está contenta con su elección.
Sin previo aviso, el suelo bajo sus pies comienza a desmoronarse. Polvo y escombros caen del techo, y las sombras —aquellas que habían estado acechando en cada rincón desde que llegaron— se abalanzan sobre el grupo. Se mueven con una velocidad inhumana, buscando engullirlos antes de que puedan escapar.
La desesperación se apodera de ellos mientras corren por los pasillos que antes conocían, pero ahora distorsionados y quebrados por la ira de la mansión. Todo lo que alguna vez fue una simple construcción ahora se desintegra a su alrededor. Las escaleras desaparecen en abismos sin fondo, las paredes se deforman, y puertas que antes conducían a habitaciones ahora son trampas mortales.
Uno por uno, intentan escapar, pero no todos logran mantenerse juntos. Algunos caen presas de las sombras, arrastrados hacia la oscuridad con gritos ahogados. Otros son aplastados bajo el peso de los escombros, desapareciendo sin dejar rastro.
Al final, solo un par de miembros del grupo logran alcanzar el vestíbulo principal, ahora parcialmente derrumbado. Con las sombras persiguiéndolos y el edificio cayéndose a pedazos, se lanzan hacia la puerta de entrada. Los latidos de sus corazones se aceleran, sabiendo que la única salida está frente a ellos… pero justo cuando están a punto de alcanzar la puerta, se detienen.
Un destello de comprensión cruza sus mentes: algo está mal. La mansión no quiere dejarlos ir tan fácilmente. Al otro lado de la puerta, el mundo exterior parece borroso, irreal, como si fuera una ilusión creada por la misma maldición. “¿Y si no estamos realmente saliendo?” uno de ellos susurra, mirando la puerta con duda. La mansión podría haber creado esta falsa salida solo para atraparlos de otra manera, para mantenerlos dentro de su retorcido ciclo de destrucción y renacimiento.
Pero no hay tiempo para dudar. Las sombras los alcanzan, y en un último acto de desesperación, los supervivientes se lanzan hacia la puerta, cruzándola.
Al salir de la mansión, se encuentran en la fría oscuridad de la noche. Las estrellas brillan sobre ellos, y el aire es fresco y libre de la opresión que sentían dentro. Se abrazan, aliviados de estar fuera, de haber escapado. La mansión, ahora una ruina tras ellos, comienza a colapsar en su totalidad, sepultando bajo sus escombros cualquier rastro de la maldición.
Pero, algo no está bien.
Mientras caminan hacia el horizonte, la sensación de victoria comienza a desvanecerse. El suelo bajo sus pies se siente extraño, como si estuvieran caminando sobre un terreno desconocido, blando, casi ilusorio. Y entonces lo notan: el cielo no es el cielo que recuerdan. Las estrellas parecen estar en posiciones incorrectas, como si el mundo en el que han salido no fuera el mismo del que entraron. Un frío indescriptible recorre sus cuerpos cuando comprenden lo que realmente ha sucedido.
La mansión no los dejó ir. En lugar de eso, los atrapó en una realidad paralela o, peor aún, en una ilusión eterna, un limbo donde todo parece igual, pero nada es como debería ser. Están fuera, pero al mismo tiempo, aún están dentro. Los susurros de las sombras todavía los siguen, la maldición sigue latente.
El pacto que rechazaron no era solo una oferta… era un ultimátum. Y al negarse, condenaron su realidad para siempre.
A veces, la elección de no hacer un sacrificio tiene consecuencias más profundas de lo que podemos imaginar. Huir del destino o intentar evitarlo puede llevarnos a una prisión aún más oscura, donde la ilusión de libertad es la peor de las condenas. No todas las puertas llevan a la salvación, y no todos los finales son finales reales.
¡Has llegado al final de la historia!
Tus decisiones han marcado el destino de los protagonistas, y ahora puedes disfrutar del resultado. Pero tu aventura no termina aquí…
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Gracias por participar en esta terrorífica historia interactiva. ¡Esperamos verte de nuevo en próximas aventuras!
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Luna23 dice:
Terminé!! Estuvo muy emocionante, ¡tengo que jugar de nuevo para ver otros finales! Ideal para Halloween. Buen trabajo.
Gemma N. Escarp dice:
Cuanto nos alegra que te haya gustado. ¡Gracias por jugar!
Cadulamsas_Ergitare dice:
De momento cuatro o cinco finales, ¡¡¡VOLVERÉ!!!
Gemma N. Escarp dice:
¡¡¡Yo sé que lo conseguirás!!! Ánimos jaja
Rafa García dice:
Agradecer a todos los que habéis participado y la buena aceptación de la actividad.