Ficha técnica
-
Título: El Capitán Harlock, el pirata espacial – Vol. 1
-
Autor: Leiji Matsumoto
-
Género: Space opera, aventura, distopía
-
Editorial: Glénat (España)
-
Número de páginas: 208
-
Año de publicación: 2002 (edición española), 1980 (edición original japonesa)
Introducción
Lo que me llevó a leer El Capitán Harlock en su edición en papel fue, en parte, la nostalgia. Pero lo hice con los ojos de quien busca algo más que evasión. Y lo encontré.
Me topé por casualidad con una edición en español publicada por Glénat mientras buscaba otros mangas para mi hija en la biblioteca de mi pueblo. El corazón me dio un vuelco. Hojeé el tomo con cuidado, y al ver aquellas ilustraciones, un recuerdo que creía dormido me arrolló con fuerza. Fue como un salto cuántico directo a mi infancia: yo, frente al televisor, esperando con ansias la serie cada tarde. Así que me llevé el manga a casa.
Lo abrí y lo primero que leí fue una cita del propio Leiji Matsumoto:
“El capitán Harlock es uno de mis personajes más antiguos. Harlock, el monstruo de las gafas y yo gozamos de una amistad inquebrantable y nuestras vidas están irremediablemente unidas. Sé exactamente lo que van a hacer en cada momento, y ellos me conocen a mí mejor que nadie en el mundo. Y eso no es todo: además, ambos desean vivir juntos bajo “mi bandera”, la bandera de la calavera, el signo de los hombres valientes… El Capitán harlock navega por el espacio, el mar del futuro, junto a sus mejores amigos. El destino está enteramente en manos de la Arcadia…”
Y entonces, todo encajó. Lo que parecía un ejercicio de nostalgia se convirtió en algo más profundo. Ahora puedo decir que este manga no es una adaptación ligera ni un eco del anime de los años 70. Es una obra con entidad propia, que plantea preguntas incómodas, arrastra una melancolía espacial bellísima y perfila a Harlock no solo como héroe, sino como símbolo de resistencia. Uno que —perfectamente— podría aplicarse al entorno actual.
Redescubrí ideas que solo se aprecian con la perspectiva que da el paso del tiempo: el miedo a lo desconocido, la lucha silenciosa contra el abandono de los ideales, el precio de vivir libre en un mundo que prefiere que bajes la cabeza, donde la comodidad y el costumbrismo pesan más que el pensamiento crítico.
Este manga es mucho más que una historia de piratas espaciales. Es una declaración de principios. Por eso mismo, se ha convertido en uno de mis referentes más preciados. Y ahora, por fin, tengo en mi poder toda la colección.
Entre la decadencia y la rebelión
Año 2977. Una esfera negra de dos kilómetros irrumpe en la atmósfera terrestre y provoca un terremoto en Tokio. Se la llama el gallardete, término náutico que designa una bandera izada en lo alto de un mástil. He aquí el emblema siniestro de una invasión silenciosa que nadie esperaba y que nadie quiere siquiera plantearse.
El profesor Daiba, uno de los pocos científicos lúcidos que quedan, intenta contactar con el primer ministro —más preocupado por su campo de golf que por el destino del planeta—, pero solo encuentra indiferencia. Los ciudadanos, apáticos y autocomplacientes, han dejado de preguntarse qué hay más allá. Prefieren ignorar las señales evidentes con tal de no perturbar su normalidad diaria.
Y entonces ocurre: una mujer aparece entre sombras y se quema como el papel mientras asesina al profesor frente a su propio hijo, Tadashi. Son las Mazon, una raza femenina procedente de un sistema solar supuestamente desintegrado que ha venido a “conquistar” la Tierra como su nuevo hogar y a eliminar a todo aquel que se atreva a interceptar su misión.
Pero entre tanta indiferencia humana, aún queda una figura que no se arrodilla ante nada ni nadie: el Capitán Harlock.
Leiji Matsumoto: crónicas de un universo
Leiji Matsumoto no solo creó una historia, sino todo un universo: el Leijiverse. En él se entrelazan personajes y naves de series como Queen Emeraldas, Galaxy Express 999 o Space Battleship Yamato. Harlock, en la versión manga de 1980, no es solo un aventurero: es un símbolo. Representa la dignidad en un mundo que la ha perdido. Representa la libertad.
Aunque no es uno de los primeros mangas —el manga ya existía desde los años 50 con autores como Osamu Tezuka (Astro Boy, Kimba)—, El Capitán Harlock sí es pionero dentro del subgénero space opera y una de las obras clave que ayudaron a consolidar la ciencia ficción espacial japonesa en los años 70 y 80, tanto en manga como en anime.
Este primer volumen forma parte del núcleo más representativo del Leijiverse. A diferencia del anime de 1978, aquí el tono es más sombrío e introspectivo. La narración no es episódica, sino que va construyendo una amenaza real, emocional, política. Y entre medias, aparecen figuras inolvidables: Kei Yûki, la enigmática Mime, el mecánico Yattaran, y las presencias fantasmas de Emeraldas y Queen Emeraldas.
La isla pirata
⚠️ Advertencia: Este párrafo contiene detalles del argumento del Vol. 1 de El Capitán Harlock, el pirata espacial. Si aún no lo has leído, te recomendamos hacerlo antes de continuar para disfrutar plenamente de la experiencia… o simplemente, salta este párrafo.
Hay escenas que se graban a fuego: la batalla en la cúpula carbónica, el descubrimiento de la polizón atrapada, la aparición ilusoria de Emeraldas… y la destrucción de la isla pirata, un asteroide que Harlock dinamita sin titubear.
No son solo momentos de acción. Cada uno refleja una idea central: el encierro, la pérdida, la resistencia. Especialmente la isla, convertida en símbolo de lo que Harlock defiende: la libertad no se protege escondiéndose, sino haciendo frente a lo inevitable.
Porque Harlock no lucha por la victoria. Lucha por el derecho a pensar, a rebelarse, a no aceptar sin más lo que se impone o lo que parece estar escrito en el destino. Es un acto de sacrificio a cambio de mantener la libertad, cueste lo que cueste.
Y sobre todo, hay melancolía. Esa tristeza hermosa que lo impregna todo en la obra de Matsumoto y que, de forma inesperada, coincidía con lo que yo misma iba sintiendo a medida que la leía. Hay algo en esta historia que cala hondo, más allá de la aventura, el conflicto o su aparente sencillez. Tal vez por eso, esta lectura ha superado con creces la expectativa que tenía sobre ella: El Capitán Harlock se ha transformado en parte de mí, en una certeza que me definió desde un lugar mucho más profundo y significativo.
¿A quién va dirigido este manga?
Aunque visualmente puede recordar a un clásico del anime infantil, está claramente orientado a un público seinen, es decir, lectores jóvenes adultos y adultos. La obra aborda temas como el colapso social, la libertad individual, el desencanto político o la búsqueda del sentido en un universo indiferente. Todo ello con una estética cargada de simbolismo y una narrativa melancólica, muy distinta a la acción ligera de otros mangas de su época.
Los personajes no buscan la gloria: buscan sentido. La violencia es contenida, pero emocionalmente impactante. Las reflexiones del propio Harlock, el duelo de Tadashi, la amenaza velada de las Mazon… todo apunta a una historia que no quiere entretener, sino remover conciencias.
No obstante, es una obra que también puede fascinar a adolescentes desde los 13-14 años, especialmente si tienen afinidad por la ciencia ficción, el espacio o la estética retrofuturista. Para lectores más maduros, el manga ofrece una lectura profunda sobre la rebeldía en un mundo que ha dejado de soñar y es inmensamente materialista.
Valoración final
Nunca podré hablar mal de esta historia. No puedo. Porque la llevo en la sangre, a modo de himno de mi infancia. Pero incluso dejando la nostalgia a un lado, este primer volumen de El Capitán Harlock sigue siendo una obra necesaria: por la estética de los primeros mangas, por su crítica social, por su forma de entender la piratería como resistencia moral.
Si alguna vez sentiste que no encajabas, si alguna vez te perturbaron las injusticias, si alguna vez deseaste escapar y mirar hacia las estrellas, entonces sabes lo que es escuchar la llamada de Harlock.
Y quizás —solo quizás— aún estás a tiempo de responderle.
- Libro Forum Valencia 4-5 de Julio – 3 julio, 2025
- El Capitán Harlock, el pirata espacial – 1 julio, 2025
- Escribir fantasía en España: la lucha invisible – 12 junio, 2025
Isabel Campillo dice:
Yo estaba locamente enamorada del misterio que rodeaba al capitán, siempre tan frío y distante, yo quería ayudarlo incluso en el trauma que tuviera… No me perdía la serie, igual que tampoco me perdía la de El último samurái, con kenji Himura. Me parecían como dos réplicas en diferentes tiempos. Me ha encantado. Gracias.
Gemma N. Escarp dice:
Lo mismo digo, Isabel. Siempre se me quedará grabada la escena de la pequeña Mayu, esa niña que tocaba la ocarina con una melodía imposible de olvidar y a la que Harlock estaba profundamente vinculado. Porque tras esa fachada fría y distante del capitán, lo que realmente había era compromiso, lealtad… y unos lazos emocionales muy potentes con la pequeña y con la Tierra. Me alegra muchísimo que hayas disfrutado con la reseña. ¡Gracias por compartir tu recuerdo, me despertastes los míos propios!