Enric miró los precios por segunda vez y torció el gesto. Las rebajas prometidas eran una farsa. Valían lo mismo que la semana anterior. Empezaba a pensar que lo de las ofertas del viernes negro era una estafa.
Aun así, puso dos de las más baratas en el carrito de la tienda virtual con la esperanza de durante esa semana bajaran algo más de precio. Era consciente de que con su sueldo de maestro no se podía permitir pagar ese dineral y pretender comer después.
Iba a dejarlo ya, pero de repente, el programa le empezó a bombardear con ofertas parecidas. “No te quedes sin la tuya”, “Las mejores están a tu alcance” “No te lo pienses demasiado”, “no te arrepentirás”, “Solo nos quedan tres”, “Serás el único en no tener una…”. El algoritmo atacaba de nuevo.
Cerró el portátil de un golpe. Los dientes le chirriaban. No le gustaba que intentaran manipularle. Lo peor de todo es que sentía que el sistema tenía razón. La envidia le corroía. Todos en el grupo habían adquirido una ya y las paseaban sin pudor por su vida. Todos agarraban por la cintura a sus recientes novias de labios rojos hinchados con botox y tetas falsas. Marcos había conseguido una chica joven y rubia, de ojos exóticos, con la que incluso había formado ya una familia. Fermín se había hipotecado por una bella muchacha de piel morena. Ya nunca podía quedar para ir al cine, pero en las fotos siempre sonreía y la agarraba bien fuerte. Esteban no había tenido tanta suerte. La suya era vieja, la había heredado de un tío suyo que había muerto, pero al fin y al cabo tenía una. Hasta él le había superado.
Enric no tenía familiares a punto de morir ni la mitad del dinero ahorrado. Tampoco tenía ningún aval para hipotecarse. Tanto trabajar en la vida de qué le había servido, se preguntó.
Se metió la mano al bolsillo y sacó un papel. Era una publicidad de una página pirata que le habían dado por la calle. En él había algunas chicas de oferta que quizá podría pagar a plazos. Había oído que había páginas que traficaban con mujeres secuestradas, chicas que escapaban, mujeres devueltas, heridas o maltratadas. No le gustaba mucho la idea, pero era eso o nada, pensó.
Entró en la página: www. Blackpagewoman.com. Hasta el nombre era sórdido.
Miró el catálogo. Había una pelirroja que estaba a mitad de precio. Le faltaba un ojo, el anterior comprador se lo había sacado por desobedecerle, avisaba la web.
El corazón le atronó. Era su oportunidad. Que importaba que solo tuviera un ojo o que tuviera un trauma. “Ahora o nunca”. Aunque tuviera que estar un mes comiendo barritas congeladas, pensó.
Le dio a comprar.
—¡Enhorabuena! —le dijo la voz artificial de su gestora de compras —ha seleccionado una buena compañía. Es usted propietario de Esther. La mujer le llegará en una semana, en cuanto grabemos su nombre en la espalda.
Enric miró la pantalla, perplejo.
—¿Mi nombre grabado en su espalda? ¿Es eso necesario?
—Es una simple formalidad legal, señor. Nuestros productos pueden ser algo defectuosos y, a veces, se rebelan contra los dueños. Hacemos esto para evitar que la chica reacondicionada pueda escapar o que otra persona la encuentre y se la quede. ¿Prefiere devolver la compra? Hasta el marcaje estaría usted a tiempo.
La duda le duró cinco segundos. Que más daba, al fin y al cabo, solo era una mujer. No sentían el dolor como los hombres, decían.
—No, no—respondió. —Lo siento. Solo estoy impaciente.
El ordenador no respondió, pero el pedido pasó a la bandeja de confirmado y pendiente de envío.
Enric se levantó de un brinco. Quería contárselo a todo el mundo. Era oficial, tenía novia.
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Rafa García dice:
Impresionante cómo una historia tan corta puede decir tanto. La presión social y la deshumanización a la que estamos constantemente expuestos está súper bien planteado. ¡Buenísimo!
Susana Torres Cabeza dice:
Muchas gracias!!
Eso he intentado transmitir. Me alegro que te haya gustado. Un saludo
Gemma N. Escarp dice:
¿A qué sí? es totalmente descarnado. A mí me encanta la capacidad que tiene Susana para plasmar escenas tan distópicas.
Cadulamsas_Ergitare dice:
Cuando menos resulta sorprendente… y dura.
Anónimo dice:
Sí, esa era la intención…
Gracias por leerlo y comentar. Un saludo.
Gemma N. Escarp dice:
La verdad es que te hace reflexionar y me da que no queda mucho, si es que ya no estamos, para vivir algo semejante… ¡Gracias por leerlo!
Eduardo Mora dice:
¡Me encantaría compartir este post en mis redes sociales! La frase tiene un aire intrigante que seguramente captará la atención de mis seguidores.
Susana Torres Cabeza dice:
Hola Eduardo. Por supuesto puedes compartir el post, mientras cites a las fuentes. Encantada de haberte intrigado.
Un saludo
Susana
Gemma N. Escarp dice:
Gracias Eduardo por comentar. Nos encanta que te haya gustado la historia de Susana, es muy buena. Aunque, personalmente, me he quedado con la duda de a qué frase intrigante te refieres. Ahora soy yo la intrigada. ¡Saludos!
Arkana dice:
Qué terrible, lo peor es que estamos abocados a ello. Me ha parecido muy interesante para reflexionar.
Susana Torres Cabeza dice:
Hola Arkana. Espero que no lleguemos a ello. Para eso sirve la ficción especulativa para incomodar y hacer reflexionar. Qué bien que te haya gustado.
Un saludo
Susana
Gemma N. Escarp dice:
Hola Arkana!!! Gracias por pasarte por aquí un ratito. El relato de Susana da para qué pensar, ¿verdad? ¿Visitaste también el link de blackpagewoman? Es escalofriante…
Cuentos del Bosque Oscuro dice:
Madre mía, Susana…
Fantástico y crudo, como siempre. Y sin embargo, creo que la crudeza viene de reconocer que, tal y como están las cosas, podría resultar hasta veraz.
Si es que no existe ya tal cosa en algún rincon oscuro de la sociedad actual.
Bravo.
J C
Cuentos del Bosque Oscuro dice:
Por cierto, ¿qué os parecería si lo publicasemos en Cuentos del bosque oscuro?
Un abrazo a ambas, a Gemma y Susana.
J C
Gemma N. Escarp dice:
Hola, Leshii!!!
Primero de todo, muchísimas gracias por pasarte por aquí y por tu comentario. Me hace muchísima ilusión, pero sobre todo que el relato de Susana te haya gustado tanto.
¡Por supuesto que puedes publicarlo en Cuentos del Bosque Oscuro! Faltaría más. Ya sabes que por aquí se te aprecia muchísimo.
Por cierto, también te escribí por Instagram.
Un abrazo enorme.
Susana Torres Cabeza dice:
Encantadísima de que el gran Bosque Oscuro narre mi relato ;P
Susana Torres Cabeza dice:
Sí es crudo y sí da miedo que la sociedad se dirija a eso. Encantada de haberte removido. Esa es una de las funciones de la ficción especulativa.
Gracias… de nuevo;P
Cuentos del Bosque Oscuro dice:
Hola, Gemma. Disculpa, no doy abasto con las redes, y en particular en IG entro relativamente poco, porque no nos llevamos bien IG y yo. Ahora mismo miro lo que me decías (espero que no fuese muy urgente, soy lo peor).
Vale, pues lo grabo y os lo paso.
J C
Gemma N. Escarp dice:
¡Gracias!!! Un abrazo enorme!