¿Cuál es la delgada línea que separa la realidad y una leyenda? ¿En qué momento se cataloga que un hecho ha sucedido realmente o cuando se torna en “ficción”? ¿Qué hay de verdadero en ellas? ¿Cuántas mentiras se cuentan a través de ellas?
Verdad o no, Toledo es una de las capitales españolas que, quizá por su larga historia, alberga multitud de leyendas entre sus calles y algunas de ellas son bastante terroríficas.
Hoy, en esta entrada, os voy a hablar de una de mis leyendas favoritas: La dama de los ojos sin brillo.
Tenemos que viajar al siglo XVI. Se cuenta que en la ciudad de Toledo se celebró una fiesta en honor a la segunda hija de Felipe II, la infanta Catalina, duquesa de Saboya.
Por lo visto, a media noche, cuando sonaban las campanadas en el reloj del monasterio de Santo Domingo el Real, el consejero general de Finanzas y auditor de su Majestad don Sancho de Córdoba, vio cómo una bella dama pasaba sigilosamente entre los grupos allí congregados.
Comenzó a seguirla a causa de su belleza y cuando se detuvo pudo pedirla un baile. La mujer aceptó y aunque bailaba de manera grácil, le llamó la atención que en ningún momento le dirigió la palabra y la lividez de su rostro.
Tras finalizar el baile, salieron al patio exterior. Hacía fresco y la dama no tenía prenda de abrigo alguna, por lo que él, puso su roja capa con noble broche de oro sobre su hombros, mientras caminaba sin decir palabra.
Ambos pasearon hasta El Miradero donde la mujer se dirigió a él para pedirle que mandase a su sirvienta a recoger su capa, al día siguiente, a la calle de los Aljibes, a la casa de la Condesa de Orsino.
Ella se alejó lentamente hasta que desapareció y dejó al hombre completamente ensimismado pensando en la mirada de sus ojos, faltos de brillo.
El hombre, prendado de la belleza de la mujer, decidió no enviar a la sirvienta a recoger la capa, sino ir él mismo a por ella y así tener la oportunidad de volver a ver a la enigmática mujer.
Llegó a la dirección señalada y tras llamar a la puerta apareció un anciano al que preguntó por la joven. El anciano le informó de que en aquella casa no vivía nadie con esa descripción hecha por el caballero, aunque le permitió el paso. Allí encontró a una noble señora rigurosamente vestida de negro, a la que contó la historia sucedida el día anterior.
La mujer le dijo que esa historia era una broma de mal gusto, ya que la descripción encajaba a la perfección con la de su hija que llevaba dos meses muerta y enterrada.
El hombre confundido se dirigió a la salida, donde encontró un cuadro de grandes dimensiones en el que estaba retratada la joven de la noche anterior, vestida incluso con el mismo atuendo.
Calle de los Aljibes (Toledo) donde se cree que la dama de
los ojos sin brillo camina por ella.
Sorprendido el hombre se giró y preguntó a la dama quién era la mujer del cuadro. La mujer con lágrimas en los ojos, respondió que era su hija, de la que ya le había hablado.
El hombre salió de la casa y comenzó a caminar, con la seguridad de que lo que había vivido la noche anterior era cierto y real.
A la mañana siguiente, un hombre le llevó la capa, tras haber reconocido el escudo familiar bordado sobre ella. El caballero supo que la habían encontrado en el cementerio, junto a la tumba de la Condesita de Orsino.
Una vez leída la leyenda, sí que os puedo decir que en la Calle de los Aljibes de Toledo, existe el edificio en el que se realizó la fiesta que se menciona en ella y se supone que por ahí, camina por las noches la dama de los ojos sin brillo.
¿Os ha gustado? Espero vuestros comentarios.
¡Un abrazo! ¡Nos leemos!
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