Al otro lado del espejo

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¿Puede una ciudad albergar varias ciudades? ¿Puede un lugar ser y no ser al mismo tiempo? Y dicho lugar, ¿nos pertenece o nosotros le pertenecemos a él?

Cuando nos preguntan de dónde somos, podemos dudar entre dos o tres lugares. Quizá respondamos dónde nacimos, dónde crecimos o incluso dónde nos hemos establecido tras años de rodar por el ancho mundo, pero, al final, siempre acudirá a nuestra mente, ese punto de fuga del que nunca nos hemos marchado del todo, nuestro hogar.

Pero nuestro hogar —palabra preciosa, por cierto, que nos remite a la chimenea o al lugar donde se encendía fuego en una casa y alrededor del cual se reunía antiguamente la familia— tiene trampa.

Como el gato de Schrödinger el lugar apacible en el que pensamos cuando queremos descansar de todo es y no es nuestro, porque dicho lugar contiene varios mundos al mismo tiempo.

La arena sobre la que está construida nuestra casa es movediza. Al otro lado del espejo vive nuestro reflejo onírico y los sueños de la razón siempre producen monstruos.

La hendidura que separa nuestra vida de la del otro lado es pequeña y a la vez insalvable. Dicha brecha puede ubicarse de forma física como hace Neil Gaiman en la excelente novela corta Neverwhere, una de mis novelas favoritas por cierto. Allí existe una ciudad encima de otra. O mejor dicho existe una ciudad dentro de otra. Londres se traga a Londres. Una ciudad de luz, de lógica, de rutinas y trabajos respetables está ubicada en la superficie y su opuesta, una ciudad de oscuridad, violencia, improvisación y leyes ilógicas está emplazada en los subterráneos. Neverwhere acoge a todo aquel que la superficie se traga.

Dicho submundo tiene una segunda lectura: El delirio mental. La locura es el eje central de la novela, como también lo es Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll donde aquellos que ven al conejo nos refieren a aquellos que han cruzado la línea de la cordura. Las líneas de la realidad son iguales, pero a la vez distintas para quien se ha encontrado con la reina de corazones.

Siguiendo la estela de ambos, otra novela reciente que juega con la misma idea es Limítrofes de Cristina Jurado. Novela en la que un grupo de jóvenes perdedores -palabra que no me gusta, pero expresa a la perfección lo que les empujan a ser- con poderes habita los lugares escondidos de una urbe. Sus talentos les llevan a las basuras donde nadie quiere mirar. Cristina no solo habla de la enfermedad mental, sino que hace hincapié en las clases sociales y la utilización capitalista de las personas.

Sea como sea, en todas esas otras ciudades la locura está a la vuelta de una esquina.

Por otro lado, también podemos hallar novelas donde las diferencias son sobre todo políticas. Lecturas en las que un mismo espacio queda dividido por la pertenencia a uno u otro estilo de vida que son incompatibles entre sí y que se niegan mutuamente. Este es el caso por ejemplo de la estupenda La ciudad y la ciudad de China Miéville, dónde una misma ciudad alberga dos mundos tan distintos e incompatibles que llegan a negar su mera existencia.

El castigo por percibir o comprender al otro es grave y puede conllevar hasta la muerte. En dicha novela Mieville nos acerca muy bien a la policía del pensamiento y la represión mental de los sistemas autoritarios, llamada en el libro “La brecha“. También es una clara referencia a la policía secreta de los países comunistas durante la guerra fría y al muro que separó Berlín y al bloque del este durante más de veinticinco años.

Además de diferencias sociales, de clase, mentales o políticas, la ciudad también puede desdoblarse como un prisma de realidades múltiples y superpuestas que juegan con la ciencia y la fe. El universo al plegarse sobre sí mismo quizá quiera jugar con distintas reglas físicas y reírse de nuestra inocencia o nuestra necesidad de creer en dioses protectores.

En algún universo, quizás, el alma queda ligada al nacer a un animal y la magia es un polvo que se va perdiendo con la edad, algo residual y casi una herejía. En otros universos como el nuestro, quizá la manipulación de la materia es algo reservado a los científicos. Philip Pullman exploró estos conceptos en su trilogía La materia Oscura.

Para acabar, quiero comentar que han sido muchos los autores que han jugado con la idea de mundos paralelos con portales que los conectan. ¿Quién no querría explorar un posible mundo alternativo mágico y descubrirse a sí mismo en otra realidad?

Varios Londres coexisten, uno al lado de otro, en la trilogía Sombras de magia de V.E. Schwab (rojo, blanco, gris y negro); un Londres mágico se esconde en el Londres conocido en Harry Potter de J.K. Rowling y, como nombrábamos antes, dos Inglaterras quedan separadas por un agujero de madriguera en Alicia en el país de las maravillas. Hasta Doraemon en Doraemon y los siete magos pide un deseo y viaja hasta un mundo alternativo.

Sea un viaje deseado o no, en todos los casos el viaje a través de los mundos que son uno solo está permitido a unos pocos “elegidos” que pagan un precio por su transgresión. Porque las reglas son claras y rígidas. O estás a un lado del espejo o estas al otro. No hay vuelta atrás. Porque al final se trata de eso. Ellos contra nosotros. Un muro invisible e intangible, pero tan peligroso de cruzar como el muro de Berlín, separa los mundos que conviven en una misma ciudad.

Una fina línea, un quiebro a la izquierda, una pastilla azul, un salto al vacío, una carretera perdida, una botella vacía, un espejo sin reflejo… Separa los dominantes de los dominados, los cuerdos de los locos, los ricos de los pobres, los que tienen magia o creen tenerla de los que nunca la han tenido, los distintos de los que forman parte de la normalidad, los elementos productivos de los deshechos de la producción.

Porque la ciudad somos todos y a todos nos traga. En la ciudad si no eres nosotros, eres ellos. Y el que molesta debe ir al otro lado.

Novelas de los autores en este artículo:

Acerca de
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Susana Torres Cabeza

Nació en Zaragoza, pero vive en Badalona desde hace años. Licenciada en psicología, le encanta leer, pero también el cine, la música rock y los comics. Como buena amante del género fantástico le gusta bucear en el lado oscuro y alternativo del individuo.
Ha publicado relatos en diversas revistas y antologías y es autora de la novela corta SINFORMA (Diversidadliteraria 2024)

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