Rumor, el silencio del secreto.

23 de abril de 2022 por Gemma N. Escarp

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Gemma N. Escarp

Fue tan rápido que apenas sus ojos alcanzaron a seguirlo. Rumor pasó del acecho a la acción tan deprisa, que no logró ni captar sus movimientos. Solo supo el resultado. Una fruta, de tamaño y peso parecidos al de la bosa de monedas del acaudalado comerciante, estaba en su lugar.

—¿Pero qué diantres ha hecho? —se preguntó Dardo, sorprendida—. ¿Y por qué?

No le dio tiempo a cuestionarse nada más. De repente, vio cómo aquel niño se escabullía entre los cachivaches y puestos de la ciudad, perdiéndose de vista, cargando con la bolsa a cuestas.

—¡Oh no!… ¡No! —exclamó—. ¡Maldito raterillo!

Apresurándose, se incorporó de un salto y empezó a brincar rauda, a través de los peligrosos tejados y muros, pero no corría ningún peligro ya que conocía muy bien, dónde apoyar los pies. Prácticamente su velocidad desdibujaba su silueta. Esta vez, no pensaba perderlo. Ya sabía más o menos, en qué lugar la había esquivado la última vez. Por dónde iba ella ahora, el recorrido hasta allí, era mucho más corto que a pie de calle. Llegaría antes que él. Lo que la asustaba del sitio al que se dirigían, era que se trataba de la parte abandonada y más tétrica de la ciudad, muy cerca del portón norte, zona de los malgamash, y aquel detalle complicaba mucho la situación. Pero sabía que iba a estar próxima a su descubrimiento, porque Rumor no podía ir más allá. No tenía salida. Por eso mismo, valía la pena el riesgo.

Cuando llegó a la posición deseada, se disponía a descansar para esperarlo, pero lo vio pasar por su lado, veloz como un rayo. ¿Cómo había sido posible eso? Para colmo, ya no cargaba con la bolsa de monedas del comerciante. Así que había tenido tiempo, hasta de parar en algún lugar por el camino. ¿Cómo era capaz? En esos momentos, cuando la desafiaba de esa manera tan flagrante, lo odiaba, pero no lo dudó y a pesar del cansancio que sentía por la carrera, se lanzó tras él. Esta vez lo lograría. Lo intuía. Rumor recorrió un par de calles más, que lo acercaron hasta la misma base del muro exterior. Pronto, las expectativas de Dardo, se convirtieron en un total fracaso, porque el pequeño no frenó, sino que se deslizó a través de uno de los desagües en los que la ciudad descargaba el agua de las tormentas. Se trataba de un boquete excavado en el suelo junto al muro, cuya salida estaba bloqueada por gruesos barrotes. Pero parecían tener la suficiente anchura, como para que Rumor pudiera pasar, aunque ella indudablemente por tamaño, no. Y eso que Dardo era de un tamaño menudo, pero no tanto como el de aquel mequetrefe, que estaba volviendo a poner a prueba su paciencia.

—Grrr… ¡No puede ser! —gritó exasperada—. ¿A dónde ha ido? ¡Pero si ese agujero da directo al acantilado! ¡Se habrá matado!

Y era verdad, el gigantesco muro que delimitaba la ciudad, se alzaba por el lado norte, sobre la pared de un despeñadero, tan alto, que no se alcanzaba a ver el fondo. Solo persistían allí abajo, las nubes perennes que impactaban continuamente contra él.

—¿Qué voy hacer ahora?.

Miró hacia su derecha. Allí estaba el portón norte, acechante, lleno de guardias. No podía cruzarlo. ¿Qué camino tomar entonces?

—No me digas que no voy a poder continuar…

Escupió al suelo, maldiciendo. No había forma de seguir. Entonces miró hacia arriba y se puso a estudiar la pared de la enorme muralla. De pronto, se le ocurrió la única solución que podía encontrarle: escalaría el muro y así, una vez en lo alto, podría estudiar el desagüe por el otro lado. Quizá encontraría la respuesta desde allí. En el fondo no creía que Rumor se hubiera lanzado al vacío. Era un superviviente nato y muy listo. Aunque ella en cambio, no iba a estar a salvo para nada, si seguía su plan. Solo rogaba que ningún malgamash la viese deambulando por la zona prohibida. Estaría muerta si eso sucedía. Miró alrededor y se aseguró por tres veces, de que no hubiera centinelas vigilando.

Seguidamente, se fue agarrando de cualquier diminuta grieta que se hubiese producido con el paso del tiempo en la colosal muralla, ya que no disponía desde hacía años, de un buen mantenimiento. Cuando llegó a lo alto, exhausta y sin aliento, se asomó. Asombrada, comprobó que efectivamente no se había arrojado al abismo, sino que había un estrecho reborde, que no llegaba ni a cornisa, que recorría la base de la muralla, justo en la parte dónde se unía con la piedra del precipicio. No obstante, dirección hacia el portón ni siquiera existía camino, así que obligatoriamente, Rumor había tenido que dirigirse hacia la izquierda. ¿Pero hacia dónde? Cada vez se ponía más peliagudo el tema. Para su mala suerte, tampoco podía bajar hasta allí… Sería inútil. Sus pies también eran demasiado grandes para andar por ese ínfimo saliente.

—¡Qué fastidio!

Ahora no le quedaba más remedio que aguardar y comprobar de qué modo, volvía Rumor a introducirse por el desagüe.

No se sabe cuanto tiempo pasó Dardo aguantando el frío en lo alto de la muralla, todo su cuerpo estaba aterido, aunque no era capaz de diferenciar si era debido a la humedad o a la tensión que estaba viviendo. Sabía que mantenían estrechamente vigilado el muro exterior. Por eso se había deslizado hasta un saliente de piedra ubicado por la parte de fuera, que en otra época dedujo, debió de ser la talla de alguna especie de estatua que desafiaba al horizonte, pero que ahora, estaba tan desgastada que ni se apreciaba que lo hubiese sido. Miró hacia arriba. Como algún centinela se asomase, estaba perdida.

De súbito un movimiento la sacó de su vigilancia. Era Rumor caminando muy cautelosamente, de vuelta.

«Ahí estás granujilla…»

No tenía vértigo el bandido. Hacía equilibrismos sobre la cornisa como si nada. Indudablemente conocía ese camino más que a sí mismo, de tantas veces que lo habría hecho.

—No sé cómo me las apañaré pero debo saber a dónde va y qué hace.

3/5

Comentarios

  1. Francisco Lopez dice:

    Qué buena pluma. Me encanta tu estilo de narración. Enhorabuena.

  2. Yolanda dice:

    Aiiiix !!!!!! Que tonti estic….la valoració es 5 estrelles peró el meu dit no fa el que li dicta el meu cervell

  3. Pack Oh! dice:

    🎼Se oye un Rumor por las esquinas,
    que anuncia que va a llegar, el dia en que todos los hombres, a E*****s conoceráaaan.🎼
    (Cantar al ritmo de “Rumor”, una canción de Triana).
    Maravilloso spin off, o spin out, o lo que sea.

  4. Isabel dice:

    M’agradat molt Gemma , enhorabona

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